INSPIRACIONES ZEN 3

 

   

Como aprendes a vivir,

mira la flor

y descansa.

 

 

A orillas del estanque

clama por agua.

¡Sed del ignorante!

 

 

Luna llena.

Perdido entre las dudas,

no hay camino.

 

 

De la rosa ya marchita

se desprenden los pétalos.

Lección aprendida.

 

 

La sabiduría del anciano:

Con cada día, una alegría.

En cada mirada, un poema:

la mariposa revoloteando,

una paloma en el tejado,

el aroma del bosque cercano,

las aves surcando cielos.

La sabiduría del anciano:

contemplarlo todo sin preocupaciones,

aquí y ahora.  

                        (Inspirado en un poema de Yi Saek, 1328-1396)

 

 

 

Algunos no lo nombran,

otros lo llaman vacío, la vía,

la perfección, el infinito.

Es el germen de toda existencia:

del origen de la flor

del impulso de los peces

de todos los aromas y colores,

del aliento y alimento de los seres.

Es el soplo que todo lo contiene. 

                        (Inspirado en un poema de Shih-shu - siglo XVII)

 

 

El viejo maestro enseña: da media vuelta, dirígete hacia tu paz interior. Solo allí encontrarás el manantial sorprendente e infinito del camino. Así como atas enérgicamente tus hatajos de hierbas para construir tu choza, entrégate a esa íntima enseñanza. No la evites ni abandones.

                                                        (Inspirado en un poema de Sekito)

 

 

Siéntate.

Busca la postura digna,

sin tensión,

como Buda.

No desees nada,

ni beneficio ni iluminación.

El tiempo aquí no cuenta,

solo diviértete mientras

dejas pasar angustias e ilusiones,

que llegan y desaparecen.

Entonces te levantas

y sigues tu camino.

                    (Inspirado en un poema de Ananda)

 

 

El camino que has tomado

eres tú quien lo labra. Es tu camino.

Igual que las aguas del río

corren por su propia senda.

Solo el ignorante te dirá:

tomaste este camino porque

alguien te indicó que lo siguieras.

                (Inspirado en un poema de Ananda)

 

 

El trasatlántico deja por mucho tiempo

una estela grabada en su senda por el mar.

¿Dónde está la estela que deja una canoa?

Mi vida, como la canoa,

no deja rastro. 

                (Inspirado en un poema del Monje Mansei -730 d.e.c.)

 

 

Me asombro del otoño

que se ensarta entre las hoces y los ríos,

con tonalidad preciosa y única.

Y casi en un instante desaparece,

para irse a circundar otros montes y paisajes.

Así la vida, como el pensamiento,

fugaces, pasajeros, van y vienen,

vienen y van.

                (Inspirado en un poema del Monje Jakuren, 1139-1202)

 

 

Sé como el viento, que llega a ti sin quedar atrapado.

Fluye como el agua, que vence obstáculos sin ninguna lucha.

Alumbra como el sol, que arde e ilumina, sin consumirse.

Sé como el Bodhisattva, que se ofrenda sin esperar recompensa.

                    (Inspirado en un poema de Shifu Shi Yanjun - siglo XXI)

 

 

Hay un estado misterioso que surge cuando se gira la rueda del dharma. Es el prodigio que se expresa después del diario entrenamiento, cuando el corazón, el esfuerzo, la voluntad y la compasión lo acompañan. El logro final es una vida que se ha completado, una vida transformadora.   

                                       (Inspirado en un poema deTorei, 1721-1792)

 

 

Le dicen el ocioso,

no fabrica, no aprende, no exige.

No se aferra a pensamientos,

no busca ser el primero

ni se desvive por conocer la verdad.

Más bien parece necio e ignorante.

Y sonríe.   

                    (Inspirado en un poema de Yung Chia, 665-713)

 

 

 La maestra barre su cabaña

para dar la bienvenida al dharma.

Desde su ventana lo contempla

entre los picos nublados,

en la vegetación del huerto,

en los sonidos de la naturaleza.

Ahora le da la bienvenida en su hogar:

coloca su tatami, prende inciensos,

y medita.   

                (Inspirado en un poema de Wang Wei)

 

 

Al crepúsculo, todos se retiran.

Queda el viejo anciano.

La chimenea encendida

desprende un humo blanquecino.

Señal de que el maestro

ya puede emprender

su jornada más íntima.  

            (Inspirado en un poema de Ma Chih-yuan, 1260-1334)

 

 

Cuando el vigor y la alegría me circundan,

el mundo se muestra en gozosa plenitud.

Si me siento lánguido y afligido,

mi mundo palidece.

¿Por qué, tonto de mí,

me adentro tantas veces

en la palidez del mundo? 

                    (Inspirado en un poema de Ikkyu)

 

 

La ciudad nocturna se baña

con el resplandor de la luna otoñal.

Se encienden las luces de colores

en casas, árboles y plazas.

¿Cómo comparar la belleza?

¿Alguien recuerda qué se celebra? 

                    (Inspirado en un poema de Li Bai)

 

 

Una nube solitaria que le cuesta despedirse.

Las demás, en retirada,

aceptan la victoria del cielo claro.

Hasta los pájaros en bandada han salido

de sus nidos y la nube, la última,

sigue resistiéndose.

¿Será perezosa? O la añoranza la retiene.

Como mi corazón, que se resiste

a decirte adiós, a pesar de tu partida.

Lloro, y la nube solitaria se regocija.

Piensa que de ella brotan las últimas

gotas de lluvia.

Las últimas.

                              (Inspirado en un poema de Li Bai)

 

 

Desde la ventana

la luna proyecta su luz

hasta mi lecho.

Levanto levemente la cabeza

y la contemplo.

Al bajarla, una luz más deleitable,

más hermosa y cálida

a mi lado,

me envuelve, me acompaña.

No puedo pedir más,

no tengo nada que añorar.

                                            (Inspirado en un poema de Li Bai)

 

 

Mi vida, como mi vestimenta,

estaba hecha con harapos de ilusiones.

Un día, recostado entre las rocas del acantilado,

observando la agitación de las olas,

sin querer, me encontré vigilando a mi mente,

percibí su vacío.

Desperté, quizás,

más feliz.

                                   (Inspirado en un poema de Naong, 1320-1376)

 

 

 Es primavera.

Con el viento en calma

los árboles reverdecen

y los colores se apoderan del jardín.

Mañana llegará el otoño

y el invierno

y nuevamente los árboles deshojados,

el tiempo desapacible,

el jardín escarchado.

Todo es transitorio.

Lo sabes. ¿Y aún, así,

te esfuerzas?

 

    

¿Para quién es la sinfonía que surge

de las aguas corriendo

entre rocas y meandros?

¿Para quién los colores que emergen de los bosques,

flores, plantas y montañas?

¿Para quién los olores que ofrece

cada rincón de la naturaleza?

Sin dueño.



¡Diez mil onzas de oro por el cielo!

¿Quién lo compra, quién lo compra?

¡Cuánta gente pujando en la subasta!

Crispación desenfrenada.

En la esquina más lejana

hay alguien que se ríe:

ya lo tiene sin que nadie lo perciba.

¿Cuánto le ha costado?

La renuncia.

 

 


INSPIRACIONES ZEN (2)

 


El cetrero libera a su halcón más veterano. El halcón, en libertad, se desorienta. Aún siente el tirón de una correa inexistente. No puede escapar de su arraigado hábitat.

Así los humanos: buscan su libertad, la fuente verdadera, pero el residuo de sus hábitos los aferran aún a una correa inexistente.

(Inspirado en un poema de Su Shih -1075-)

 

 

Desde la ventana,

pálidas montañas que perdieron su verdor.

Un bosque de escarchas rodea mi cobijo.

¿Serán diamantes que cuelgan de las ramas

o reflejos ilusorios de la nieve invernal?

Desde mi ventana.

Adentro, recluido por una puerta aterida,

tan solo yo con mis divagaciones.

¿Algún árbol da ya indicios de floración?

Desde mi ventana, aún no puedo percibirlo.

(Inspirado en un poema de Han-shan Te-ch'ing -1546-1623-)

 

 

Cosas sencillas: tomar el té bajo la luna,

la brisa de una noche fresca,

caminar por la orilla de los ríos,

contemplar las montañas nubladas.

¿Qué más pedir?

En todas ellas se puede encontrar,

con mente despierta y serena,

los misterios del Tao,

la paz.

(Inspirado en un poema de Hung Ying-ming – 1596)



Las gaviotas, como nubes, revolotean bulliciosas. Una vez que han pasado, ¿dónde han quedado sus sombras y estridencias?  Ni vestigio. Tan solo un vacío y un silencio.

Vientos tormentosos agitan las palmeras creando silbidos azarosos. Lejana ya la ventisca solo reina el silencio.  Al anochecer, las sombras de los árboles se esfuman. Tan solo, más vacío.  Nada se retiene, sólo, quizás, el recuerdo se conserva. La mente sabia lo comprende: todo pasa en un instante y emerge otro instante.  Una ilusión que termina en el vacío.

(Inspirado en un poema de Hung Ying-ming -1596)

 


¿Dónde está ese pino de especial aroma?

Furtivo entre tantos pinos.

Solo se divisa un tupido bosque verde.

Así gira la vida, creación enmarañada

entre una y otra ilusión.

¿De qué vale, entonces,

atarse a este mundo de apariencias?

(Inspirado en un poema de T'ao Ch'ien)

 

 

Noche de calor.

Una que otra luciérnaga desprende

su luz asombrosa. La luna se multiplica:

una se atisba entre los árboles y otra, reflejada

en las aguas del riachuelo.

El sonido del agua, fiel melodía

que me lleva a la calma.

(Inspirado en un poema de Ryokan -1758-1831-)

 

 

En la habitación oscura,

la mente despierta:

un rayo de luz.

      (Inspirado en un poema de Hung Ying-ming – 1596)

 

 

Libre de apegos, me despido

una vez más.

Nos encontraremos nuevamente

en la cima de la montaña o

en la orilla del mar.

Ahora emprendes el viaje

sin más compañía que tu perro.

(Inspirado en un poema de Chia Tao -779-843-)

 

 

El talento del verdadero sabio es como un diamante escondido entre las rocas, o enterrado bajo estiércol. Nadie, o muy pocos, sabrán de él, pero está ahí, irradiando su luminosidad y su fortaleza sin hacerse notar.

                   (Inspirado en un poema de Hung Ying-ming – 1596) 

 

 

¿Por qué buscas tu camino

en el camino de otro?

Está a tus pies, solo tú lo puedes caminar.

Un viaje en solitario, pero

encuentres lo que encuentres

al final podrás alcanzar

la verdadera libertad.

       (Inspirado en un poema de Tozan, undécimo patriarca Zen - 807-869-).

 

 

Con cada mirada, un poema:

la delicada mariposa revoloteando sobre el estanque,

un poema.

Flores que embellecen el verdoso y húmedo sendero,

otro poema.

La paloma que abandona su nido

y se adentra en el espeso bosque,

un poema.

Nubes grises que presagian lluvia,

otro poema.

Todo, como un espejo,

es la visión del aquí y ahora.

(Inspirado en un poema de Yi Saek - 1328-1396-)

 

 

Un aliento que penetra todo,

lo comprende todo:

el origen de la flor,

la naturaleza de los peces,

la hoja desprendida que vuela con el viento,

animales en su lucha,

la vida misma,

los hombres, las mujeres y sus mentes.

Todo comienza y termina en el vacío.

      (Inspirado en un poema de Shih-shu - siglo            XVII-principios del XVIII-)

 

 

Con su bastón, una caminata desde el alba.

Muchos senderos por recorrer,

paisajes que admirar.

La montaña, a lo lejos,

entre la neblina azulada.

Los estridentes riachuelos con aguas cristalinas,

el valle que oculta cuevas misteriosas.

Más allá, un antiguo templo.

Aún se percibe el olor a incienso de otros tiempos.

¿Se escucha, acaso, una campana repicando?

Llega al anochecer acompañado de su bastón,

el dharma y un espíritu meditativo.

                               (Inspirado en un poema de Meng Hao-jan)

 

 

Junto al antiguo templo, un sendero de bambú

conduce a un lugar oculto.

Quien lo ha descubierto lo ha transformado

en su espacio de meditación.

Lo acompañan, la luz desde la montaña

los árboles en flor,

el trino de los pájaros,

el estanque de aguas cristalinas

y el bendito silencio, interrumpido

a veces, por las campanadas del templo.

                         (Inspirado en un poema de Ch'ang Chien)

 

 

Lejos del ruido y del desconcierto

vive el maestro.

Los pájaros lo acompañan en su canto.

Se deleita contemplando a las nubes,

como si fueran sus vecinos.

El dharma y la fragancia de los árboles

componen su eterna primavera.

                               (Inspirado en un poema de Han-shan)

 

 

¿Qué más pedir?

Contemplar las nubes con sus asombrosas figuras,

las hojas rojas y amarillas que nos regala el otoño,

los bordados de luz entre nube y nube,

montañas majestuosas con sus blancos picos,

el delicado aleteo de los pájaros,

mi bastón

y el silencio.

      (Inspirado en un poema de Shih-shu - siglo XVII-principios del XVIII-)

 

 

En cada cosa, los misterios del Tao:

en la tetera humeante,

en los rayos de luna,

en el arroyo,

en la nublada montaña,

en una tranquila caminata.

             (Inspirado en un poema de Hung Ying-ming, 1596)

 

 

Dichoso pino que goza de su soledad

con su copa perdida entre las nubes

como si quisiera acariciarlas.

Solo yo me atrevo a molestarlo.

No sé si lo incomodo,

pero me reconforto bajo su sombra,

apoyado en su rugoso tronco.

Cuelgo mi odre en una de sus ramas

y dejo atrás las ilusiones

que pretenden atarme a este mundo.

                           (Inspirado en un poema de T'ao Ch'ien)

INSPITACIONES ZEN (1)

 Una cabaña solitaria en el tupido bosque.

Rocas, naturaleza y versos que conviven.

Ya no son necesarios los libros

ni las palabras.

Los sagrados versos quedan grabados

en cada una de mis vísceras.

El resto, ya cenizas.

    (Inspirado en un poema de Ikkyu -1394-1481)

 

 

Sin ataduras.

Libre y sereno de cuerpo y mente,

sin enredarse en el dharma

ni enmarañarse con el Vacío.

(Inspirado en un poema de Hung Ying-ming -1596)

 

 Mírate al espejo ¿eres tú?

¿Alguna diferencia?

Sujeto y objeto ¿son lo mismo?

Todo resplandece, al parecer,

el convidado y el anfitrión,

la realidad y la ilusión.

 

Al final, el absoluto lo abarca todo

realidad e ilusión

forma y vacío

el dharma revelado.

Sin punto de arranque ni de fin.

Interpenetración, interdependencia.

(Inspirado en un poema de  Zhitong - d.1124)

 

 Desde la ventana,

simples hojas verdes

que vuelan con el viento,

flores esparcidas, nieblas, nubes.

Capta su significado,

atrapa su emoción

y la poesía estará forjada,

apuntando a la sabiduría zen.

(Inspirado en un poema de  Hung Ying-ming - 1596)

 

Aquí estoy, mente y cuerpo

entre colinas,

el aire, la montaña,

el canto de los pájaros, sus revoloteos

y la tenue luz del atardecer.

¿Tengo acaso que escuchar

el chirrido de los carros,

el trote de caballos

cerca o lejos a mi cabaña?

La verdad se conoce, sin decirla.

(Inspirado en un poema de  T'ao Yuan-ming)

 

 El propio frío se congela

en este día gélido.

Un solo aviso de casa

y al amanecer

nadie se entera de mi partida.

(Inspirado en un poema de  Fahai)

 

 La vacuidad lo abarca todo

sin límites:

existencia y no existencia,

libertad de deseos.

      (Inspirado en un poema Loy Ching-Yuen - 1873-1960)

 

 

Finos hilos de humo blancos, grises,

que se enredan serpenteando en las alturas,

impregnan la morada de aromas relajantes,

alternando sus tonos y sus formas.

Se acrecienta la fragancia

al tiempo que se consume la varita de incienso.

(Inspirado en un poema de Gensei - 1623-1668)

 

 Tiempos de nieve y helada

pueden convertir tu camino

en una senda sinuosa.

Sombríos nubarrones en días de temporal

pueden ocultar tu puerta y tu entrada.

Pero el Tao, su secreto,

con una sutil contemplación

puede crecer en ti, sin ocultarse.

       (Inspirado en un poema de Loy Ching-Yuen - 1873-1960)

 

Mírate allí, como tonto,

sentado apuntando la mirada

a una diana inexistente,

sin flecha, sin arco, incongruente.

Es ahora, en que tu pequeña mente

te hace sentir torpe, ridículo

desconcertado e insatisfecho,

cuando la verdadera vida, tu naturaleza,

puede empezar a surgir

lejos ya de los pensamientos dañinos,

y descubres el poder del zen,

que actualiza tu esencia búdica.

        (Inspirado en un poema de Kosho Uchiyama - 1912 -1999)

 

 Luz Infinita. Sabiduría.

Buda de la luz ilimitada, prodigiosa.


Incalculables mundos de paz y compasión,


su Tierra Pura.

(Inspirado en un poema de Shinran - 1173-1263)

 

La ropa desgastada, qué más da.

Abandonar lo mundano.

Con la luz y el calor

de un trozo de leña ardiendo

para pasar la noche, me conformo.

(Inspirado en un poema de Ryokan (1758-1831)

 

La luz blanquecina de la luna en la ventana

el susurro del viento entre los tallos de bambú

la chirriar de los insectos

el humo del incienso.

No son necesarias las palabras.

Con lo que la naturaleza ofrece

basta para percibir un sentimiento ilimitado.

(Inspirado en un poema de Ryokan (1758-1831)

 

Penetra el otoño y el templo

se divisa más antiguo, abandonado,

envuelto en niebla espesa.

Los árboles desnudos,

sus hojas, un tapiz sobre la tierra.

El estanque de las virtudes casi seco,

alfombrado por los lotos.

Pero aún se percibe la escritura del maestro

la escultura dorada del artífice,

un semblante majestuoso.

No se divisa un alma por los alrededores

en este otoño de frío y ventisca.

(Inspirado en un poema de Gensei - 1623-1668)

 

 Como las nubes, que en un instante son dragones,

al siguiente gatos o conejos,

así se contempla el vacío. Miles de formas

y todas ilusorias, aparentes.

O una mancha de tinta:

ves en ella un rostro desalmado

y yo una sonrisa angelical.

¿Quién acierta?


Todo ceñido en el vacío,

cielo y tierra.

Sol, luna, ríos y mares

pueden deslizarse por mi pecho

y en un soplo también yo soy una ilusión.

Ni logro ni no logro,

sin principio, sin fin…

        (Inspirado en un poema de Shih-shu (S. 17 principios del 18)

 

El estanque, congelado.

Se esperan días de calor y sol

para que sus aguas fluyan libremente.

Así, los humanos:

Nacemos con esencia búdica o

chispa divina, como se prefiera.

Pero ¡cuánto calor necesitamos

para dejar atrás el entumecimiento

y poder, por fin

experimentar, sin falsedades,

esa esencia luminosa!

Pincelada de virtudes,

méritos manifiestos,

la potestad del dharma,

y despertar.

(Inspirado en un poema de Kuei-feng)

 

 Por vecinos tengo a las nubes que contemplo,

a los árboles que rodean mi cabaña.

Sus hojas caídas son mi alfombra.

Cuando canto me acompañan los pájaros.

Para hablar del dharma me tengo solo a mí.

¿Qué más preciso en esta eterna primavera?

(Inspirado en un poema de Han-shan)